LIBIA Y EL CONTROL DEL PETRÓLEO

LIBIA

Hemos seleccionado una serie de artículo de la Red Voltairenet.net. Entre los autores se encuentran Pepe Escobar y  Thierry Meyssan. Presentamos, además, una información de David Shayler ex agente secreto ingles.


Artículos


1. La Verdadera Guerra comienza ahora
2. Como llegó a gobernar Al Qaeda a Trípoli.
3. Como los hombres de Al Qaeda  llegaron al poder en Libia.
4. Declaraciones de David Shayler ex agente secreto ingles.


La verdadera guerra comienza ahora


por Pepe Escobar
La inestabilidad política, económica, social en Libia no ha terminado con la caída de Trípoli ni con la supuesta victoria de los rebeldes de la OTAN. La sorprendente elección de Gaddafi de pasar a la clandestinidad ha sorprendido a más de uno. Estamos frente a un escenario que nos recuerda mucho la lucha de Omar Mukhtar, el líder libio que durante casi veinte años -de 1912 a 1931- luchó contra el colonialismo italiano. Todo puede cambiar en un país donde la mayoría de la población todavía no ha dicho su última palabra.

Red Voltaire | 8 de septiembre de 2011 


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http://www.voltairenet.org/squelettes/elements/images/ligne-rouge.gifGaddafi (izquierda) vs Abdelhakim Belhadj (derecha) 
Gaddafi podría convertirse en el nuevo «León del Desierto»
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Basta de hablar de la caída del Gran G. [Gran Guía] Ahora llega lo fundamental: Afganistán 2.0, Iraq 2.0, o una mezcla de ambos.
Los «rebeldes de la OTAN» siempre han asegurado que no quieren ocupación extranjera. Pero la OTAN –que posibilitó la victoria– no puede controlar Libia sin tropas sobre el terreno. Por lo tanto, en la central de la OTAN en Mons, Bélgica, juegan con múltiples escenarios, bajo una cobertura de terciopelo de las Naciones Unidas.
Según los planes que ya se han filtrado, podrá haber tarde o temprano soldados de las monarquías del Golfo Pérsico y de aliados amistosos como Jordania y especialmente Turquía, miembro de la OTAN, también muy ansiosa de obtener grandes contratos comerciales. Casi ninguna nación africana formará parte del asunto, ahora se ha «reubicado» a Libia en Arabia.
El Consejo Nacional de Transición (CNT) estará de acuerdo –o lo obligarán a estar de acuerdo– si Libia cae, o cuando caiga, en el caos. A pesar de eso será extremadamente difícil que le acepten, mientras las extremadamente dispares facciones de los «rebeldes de la OTAN» consolidan frenéticamente sus feudos, y se preparan para volverse unas contra otras.
No existe evidencia hasta ahora de que el CNT –fuera de arrodillarse ante el altar de las naciones miembros de la OTAN– tenga la menor idea de cómo administrar un paisaje político complejo en Libia.
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Primera parte de la película histórica «El León del desierto» (subtítulos en castellano) con Anthony Quinn, acerca de la lucha del pueblo libio en 1912-1931 contra el colonialismo italiano y europeo, basada en un hecho real, la vida del libio Omar Mukhtar.
Los capítulos restantes de la película están al final del artículo.

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Cañones sin rosas

En Libia todos están ahora virtualmente armados hasta los dientes. La economía está paralizada. Ya ha comenzado una obscena disputa encarnizada por quién controlará los miles de millones de dólares descongelados de Libia.
La tribu Obeidi está furiosa con el CNT porque no ha habido ninguna investigación sobre el asesinato del comandante del ejército rebelde Abdul Fattah Younis el 29 de julio. Los miembros de la tribu ya han amenazado con tomarse la justicia por su mano.
El principal sospechoso del asesinato es la brigada Abu Ubaidah bin Jarrah, una milicia fundamentalista islámica de la línea dura que rechaza la intervención de la OTAN y se niega a combatir bajo el CNT, calificando tanto al CNT como a la OTAN de «infieles».
Luego existe la pregunta empapada en petróleo: ¿Cuándo organizará la nebulosa del Grupo de Combate Islámico de Libia (LIFG, por sus siglas en inglés) su propio golpe para eliminar al CNT?
En todo Trípoli hay ecos gráficos del infierno de las milicias en Iraq. El ex recurso de la CIA y ex detenido de la «guerra contra el terror», general Abdelhakim Belhaj –surgido del círculo Derna, la zona cero del fundamentalismo islámico en Libia– es el líder del nuevo Consejo Militar Trípoli.
Ya han sido lanzadas acusaciones por parte de otras milicias de que debe irse ya que no combatió por la «liberación» de Trípoli, lo quiera o no el CNT. Eso significa esencialmente que la nebulosa LIFG-al-Qaida combatirá tarde o temprano en una parte de la futura guerra de guerrillas, contra el CNT, otras milicias, o ambos.
En Trípoli, los rebeldes de Zintan, en las montañas occidentales, controlan el aeropuerto. El banco central, el puerto de Trípoli y la oficina del primer ministro están controlados por rebeldes de Misrata. Bereberes de la ciudad montañosa de Yafran controlan la plaza central de Trípoli, pintada ahora con espray «Revolucionarios de Yafran». Todos estos territorios están claramente identificados como advertencia.
Mientras el CNT, como unidad política, ya se comporta como un gobierno en las últimas; y mientras las milicias simplemente no desaparecen, cuesta también imaginar Libia como un nuevo Líbano; la guerra en el Líbano comenzó cuando los vecindarios de Beirut se repartieron entre suníes, chiíes, maronitas cristianos, nasseristas y drusos.
La libanización de Libia, además, incluye la letal tentación islámica, que se propaga como un virus por toda la Primavera Árabe.
Por lo menos 600 salafistas que combatieron en la resistencia suní iraquí contra EE.UU. fueron liberados de la prisión Abu Salim por los rebeldes. Es fácil imaginarlos aprovechando el saqueo generalizado de Kalashnikovs y de misiles antiaéreos soviéticos Sam-7 lanzados desde el hombro para reforzar su propia milicia islamista de la línea dura siguiendo sus propios planes, su propia guerra de guerrilla.

Bienvenidos a nuestra ‘democracia’ racista

La Unión Africana (UA) no reconocerá al CNT; de hecho, acusa a los rebeldes de la OTAN de asesinatos indiscriminados de africanos negros, considerados todos como «mercenarios».
Según Jean Ping de la UA: «… El CNT parece confundir a negros con mercenarios… [Parece pensar] que todos los negros son mercenarios. Si se hace algo semejante significa que un tercio de la población de Libia, que es negra, también son mercenarios.»
El pequeño puerto de Sayad, a 24 kilómetros al oeste de Trípoli, se ha convertido en un campo de refugiados africanos negros aterrorizados por la «Libia libre». Médicos sin Fronteras descubrió la existencia del campo el 27 de agosto. Los refugiados dicen que desde febrero comenzaron a ser expulsados por los propietarios de los negocios en los que trabajaban, acusados de mercenarios, y que los están acosando desde entonces.
Según la mitología rebelde, el régimen de Gadafi estaba protegido esencialmente por murtazaka («mercenarios»). La realidad es que Gadafi empleó un contingente de combatientes africanos negros, de Chad, Sudan y tuaregs de Níger y Mali. La mayoría de los africanos negros sub-saharianos de Libia son trabajadores emigrantes con trabajos legales.
Para ver por dónde van las cosas, hay que mirar al desierto. El inmenso desierto del sur de Libia no fue conquistado por la OTAN. El CNT virtualmente no tiene ningún acceso a todo el agua de Libia ni a gran parte del petróleo.
Gadafi tiene la posibilidad de «operar en el desierto», de negociar con una serie de tribus, de comprar o consolidar su lealtad y organizar una continua guerra de guerrilla.
Argelia está involucrada en una cruenta lucha contra al-Qaida en el Magreb. La vasta y permeable frontera de 1.000 kilómetros de Argelia con Libia, sigue abierta. A Gadafi le resultaría fácil basar sus guerrillas en el desierto meridional con un refugio en Argelia, o incluso en Níger. El CNT ya está aterrorizado ante esta posibilidad.
La operación «humanitaria» de la OTAN ha lanzado por lo menos 30.000 bombas sobre Libia durante los últimos meses. Es seguro decir que muchos miles de libios han muerto en los bombardeos, los cuales no se detienen; pronto la OTAN puede atacar a algunos –civiles o no– a quienes en teoría estaba «protegiendo» hasta hace pocos días.
El Gran G derrotado puede resultar mucho más peligroso que un Gran G en el poder. La verdadera guerra comienza ahora. Será infinitamente más dramática y trágica. Porque ahora será una guerra darwiniana, norteafricana, de todos contra todos

Libia
Cómo llegó Al-Qaida a gobernar en Trípoli
por Pepe Escobar
El Relator Especial de Naciones Unidas sobre el Terrorismo nos había advertido ya en 2007 que el terrorismo estaba siendo utilizado por ciertas países como un espantapájaros para concretizar sus intereses geopolíticos. Otros investigadores señalaban que ciertos grupos como Al Qaida eran en realidad piloteados por los servicios de inteligencia de ciertas potencias. Historiadores nos demostraban con hechos fehacientes como los terroristas han sido manipulados y utilizados por poderosos intereses en un pasado reciente. Lo que está ocurriendo en Trípoli es una fase más de este gran engaño.
Red Voltaire | 30 de agosto de 2011 http://www.voltairenet.org/squelettes/elements/images/ligne-rouge.gif
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Las fuerzas rebeldes en Libia
Se llama Abdelhakim Belhaj. Puede que algunos hayan oído hablar de él en Medio Oriente, pero pocos en Occidente y en el resto del mundo habrán tenido la ocasión.
Es hora de ponerse al día. Porque la historia de cómo un hombre muy valioso para al-Qaida se ha convertido en el máximo comandante militar libio en Trípoli, todavía desgarrada por la guerra, seguramente hará añicos –una vez más– esa selva de espejos que es la “guerra contra el terror”, y al mismo tiempo comprometerá profundamente la propaganda, cuidadosamente construida, de la intervención “humanitaria” de la OTAN en Libia.
La fortaleza de Muamar Gadafi de Bab-al-Aziziyah fue esencialmente invadida y conquistada la semana pasada por los hombres de Belhaj –quienes estaban a la vanguardia de una milicia de bereberes de las montañas al sudoeste de Trípoli-. La milicia es la llamada Brigada Trípoli, entrenada en secreto durante dos meses por Fuerzas Especiales de EE.UU. Resultó ser la milicia más efectiva de los rebeldes en seis meses de guerra tribal/civil. El martes pasado Belhaj ya mostraba un regocijo maligno por la victoria en la batalla, diciendo que las fuerzas de Gadafi escaparon “como ratas” (nótese que es la misma metáfora utilizada por el propio Gadafi para describir a los rebeldes).
Abdelhakim Belhaj, alias Abu Abdallah al-Sadek, es un yihadista libio. Nacido en mayo de 1966, afinó sus habilidades en la yihad antisoviética en Afganistán.
Es el fundador del Grupo de Combate Islámico Libio (LIFG por sus siglas en inglés) y su emir de facto –con Khaled Chrif y Sami Saadi como sus reemplazos-. Después de que los talibanes llegaron al poder en Kabul en 1996, el LIFG mantuvo dos campos de entrenamiento en Afganistán; uno de ellos a 30 kilómetros de Kabul –dirigido por Abu Yahya– limitado estrictamente a yihadistas vinculados a al-Qaida.
Después del 11-S, Belhaj fue a Pakistán y también a Irak, donde se hizo amigo ni más ni menos que del ultra peligroso Abu Musab al-Zarqaui, todo esto antes de que al-Qaida en Irak declarara su fidelidad a Osama bin Laden y a Ayman al-Zawahiri y potenciara sus horripilantes tácticas.
En Iraq, sucedió que los libios eran el mayor contingente suní yihadista extranjero, solo después de los saudíes. Además, los yihadistas libios siempre han sido superestrellas en los máximos niveles de al-Qaida “histórico”, desde Abu Faraj al-Libi (comandante militar hasta su arresto en 2005, y que ahora sufre lentamente como uno de los 16 detenidos de alto valor en el centro de detención estadounidense en Guantánamo) a Abu al-Laith al-Libi (otro comandante militar, muerto en Pakistán a principios de 2008).

El momento de un «entrega extraordinaria»

El LIFG había estado en los monitores de la CIA desde el 11-S. En 2003, Belhaj fue finalmente arrestado en Malasia, y luego transferido, al estilo de una ‘entrega extraordinaria’ a una prisión secreta en Bangkok, y torturado a su debido tiempo.
En 2004, los estadounidenses decidieron enviarlo como obsequio a la inteligencia libia –hasta que fue liberado por el régimen de Gadafi en marzo de 2010, junto con otros 211 “terroristas”, en un acto de relaciones públicas publicitado con gran fanfarria.
El orquestador no fue otro que Saif Islam al-Gadafi , la ‘cara modernizadora/ London School of Economics’ del régimen. Los dirigentes del LIFG -Belhaj y sus asistentes Chrif y Saadi– hicieron antes de ser finalmente liberados una confesión de 417 páginas llamada “estudios correctivos” en la que declararon por terminada (e ilegal) la yihad contra Gadafi.
Un relato fascinante de todo el proceso se puede ver en un informe titulado “Combatiendo el terrorismo en Libia mediante el diálogo y la reintegración” [1] Nótese que los autores, “expertos” en terrorismo basados en Singapur que fueron agasajados por el régimen, expresan su “profundo aprecio a Saif al-Islam Gadafi y a la Fundación Gadafi de Caridad y Desarrollo Internacional por posibilitar esta visita”.
Crucialmente, todavía en 2007, el entonces número dos de al-Qaida, Zawahiri, anunció oficialmente la fusión entre el LIFG y al-Qaida del Magreb Islámico (AQIM). Por lo tanto, a todos los efectos, LIFG/AQIM han sido desde entonces, uno y lo mismo, y Belhaj fue/es su emir.
En 2007, LIFG llamó a una yihad contra Gadafi, pero también contra EE.UU. y una serie de “infieles” occidentales.
Lleguemos rápidamente a febrero pasado cuando, como hombre libre, Belhaj decidió volver al modo yihadista y alinear sus fuerzas con el levantamiento amañado en Cirenaica.
Toda agencia de inteligencia en EE.UU. y el mundo árabe conocen su origen. Ya ha asegurado en Libia que él y su milicia solo aceptarán la Sharía.
No hay nada “pro democracia” en el asunto, bajo ningún concepto. Y, sin embargo, no se podía excluir de la guerra de la OTAN a un hombre tan valisoso solo porque no le gustan mucho los “infieles”.
El asesinato a finales de julio del comandante militar rebelde Abdel Fattah Younis –por los propios rebeldes– parece apuntar a Belhaj o por lo menos a gente muy próxima a su persona.
Es esencial saber que Younis –antes de desertar del régimen– había estado a cargo de las fuerzas especiales de Libia que combatieron ferozmente al LIFG en Cirenaica de 1990 a 1995.
El Consejo Nacional de Transición (CNT) según uno de sus miembros, Ali Tarhouni, ha estado propagando que Younis fue eliminado por una sospechosa brigada conocida como Obaida ibn Jarrah (uno de los compañeros del Profeta Muhammad). Sin embargo ahora la brigada parece haberse disuelto sin dejar rastro.

Cállate o te corto la cabeza

No es precisamente por accidente, pero todos los máximos comandantes militares rebeldes son del LIFG, de Belhaj en Trípoli a un cierto Ismael as-Salabi en Bengasi y un cierto Abdelhakim al-Assadi en Derna, para no mencionar a un activo clave, Ali Salabi, ubicado en el centro del CNT. Fue Salabi quien negoció con Saif al-Islam Gadafi el “fin” de la yihad del LIFG, asegurando así el brillante futuro de esos “combatientes por la libertad” vueltos a nacer.
No hace falta una bola de cristal para imaginar las consecuencias de que LIFG/AQIM –después de conquistar el poder militar y de estar entre los “vencedores” de la guerra– no estén ni remotamente interesados en renunciar al control solo para complacer los caprichos de la OTAN.
Mientras tanto, en medio de la niebla de la guerra, no está claro si Gadafi planifica atrapar a la brigada Trípoli en la guerra urbana u obligar a la masa de las milicias rebeldes a que penetren en las inmensas áreas tribales de la tribu Warfallah.
La esposa de Gadafi pertenece a la Warfallah, la mayor tribu de Libia, con hasta 1 millón de personas y 54 sub-tribus. En Bruselas se dice confidencialmente que la OTAN espera que Gadafi combatirá durante meses si no años; de ahí la recompensa por su cabeza al estilo de George W. Bush y el desesperado retorno al Plan A de la OTAN, que siempre fue su eliminación.
Libia puede estar enfrentando el espectro de una Hidra guerrillera de dos cabezas; las fuerzas de Gadafi contra un débil gobierno central del CNT y de soldados de la OTAN en el terreno; y la nebulosa LIFG/AQIM en una yihad contra la OTAN (si los excluyen del poder).
Gadafi podrá ser una reliquia dictatorial del pasado, pero no se monopoliza el poder durante cuatro décadas para nada, y sin que tus servicios de inteligencia sepan una cosa o dos.
Desde el principio, Gadafi dijo que se trataba de una operación con respaldo extranjero y de al-Qaida; tenía razón (aunque se le olvidó decir que se trataba sobre todo de la guerra del neo-napoleónico presidente francés Nicolas Sarkozy, pero ésa es otra historia).
También dijo que era el preludio de una una ocupación extranjera cuyo objetivo era privatizar y apoderarse de los recursos naturales de Libia. Puede ser que –otra vez– tenga razón.
Los “expertos” de Singapur que elogiaron la decisión del régimen de Gadafi de liberar a los yihadistas del LIFG la calificaron de “una estrategia necesaria para mitigar la amenaza planteada a Libia”.
Ahora, LIFG/AQIM están finalmente abocados a poner en práctica sus opciones como una “fuerza política indígena”.
Diez años después del 11-S, cuesta no imaginar una cierta calavera descompuesta al fondo del Mar Arábigo que ríe burlonamente hasta el fin de los tiempos.

Cómo los hombres de Al-Qaeda llegaron al poder en Libia

por Thierry Meyssan
La Red Voltaire ha recibido numerosos mensajes de lectores con preguntas sobre la presencia de Al-Qaeda en Libia. En respuesta a esas interrogantes, Thierry Meyssan ha reunido los principales elementos disponibles sobre ese tema. Los hechos aquí citados confirman su análisis, desarrollado desde la época de los atentados del 11 de septiembre de 2001, de que Al-Qaeda es en realidad un conjunto de mercenarios que Estados Unidos ha venido utilizando como fuerza de combate en Afganistán, Bosnia Herzegovina, Chechenia, Kosovo e Irak, y a los que recurre ahora en Libia, Siria y Yemen.
Red Voltaire | 7 de septiembre de 2011 http://www.voltairenet.org/squelettes/elements/images/ligne-rouge.gif
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Reconocido como jefe histórico de Al-Qaeda en Libia, Abdelhakim Belhadj, es el actual gobernador militar en Trípoli « liberada » y se le ha otorgado los máximos poderes para constituir el ejército de la « nueva Libia »
En los años 1980, la CIA incita a Awatha al-Zuwawi a crear, en Libia, una oficina destinada al reclutamiento de mercenarios para su posterior envío a Afganistán, donde participarán en la yihad contra los soviéticos. A partir de 1986, los reclutas libios comienzan a entrenarse en el campamento de Salman al-Farisi, en Pakistán, bajo el mando del millonario anticomunista Osama ben Laden.
Más tarde, cuando Ben Laden se va a Sudán, los yihadistas libios lo siguen. Ya en Sudán, estos elementos se reagrupan dentro de su propio sistema. A partir de 1994, Osama ben Laden envía yihadistas libios de regreso a su país con la misión de asesinar a Muammar el Kadhafi y de derrocar la Yamahiria Popular y Socialista.
El 18 de octubre de 1995, el grupo [enviado a Libia] se estructura bajo el nombre de Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL). Durante los 3 años posteriores, el GICL realiza 4 intentos de asesinato contra Muammar el Kadhafi y trata de crear un movimiento armado en las montañas del sur de Libia. En respuesta, el ejército libio –bajo las órdenes del general Abdel Fattah Yunes– lleva a cabo una campaña de erradicación de dicho movimiento y la justicia libia emite una orden de arresto contra Osama ben Laden, orden que INTERPOL difunde a partir de 1988.
Según el agente del contraespionaje británico David Shayler, el desarrollo del GICL y el primer intento de asesinato contra Muammar el Kadhafi organizado por Al-Qaeda son financiados con una suma de 100 000 libras por el MI6 británico [1].
Libia es en ese momento el único Estado del mundo que busca a Osama ben Laden, quien aún dispone oficialmente de respaldo político en Estados Unidos a pesar de haber expresado su oposición a la operación «Tormenta del Desierto».
Como resultado de las presiones de Trípoli, Hasan el-Turabi expulsa de Sudán a los yihadistas libios. Estos trasladan sus infraestructuras a Afganistán, donde instalan el campamento de Shaheed Shaykh Abu Yahya, precisamente al norte de Kabul. Ese campamento se mantiene en funcionamiento hasta el verano de 2001, momento en que fracasan las negociaciones que Estados Unidos mantiene con los talibanes en Berlín para la construcción de un oleoducto a través de Afganistán. El mollah Omar, quien ya se prepara para la invasión anglosajona, exige entonces el control directo de aquel campamento.
El 6 de octubre de 2001, el GICL es incluido en la lista del Comité de Aplicación de la resolución 1267 del Consejo de Seguridad de la ONU, lista en la que aún figura actualmente. El 8 de diciembre de 2004, el GICL es incluido en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado de Estados Unidos, en la que aún figura en este momento. El 10 de octubre de 2005, el ministerio británico del Interior prohíbe el GICL en el territorio británico, medida que aún se mantiene en vigor. El 7 de febrero de 2006, el Comité de la ONU impone sanciones a 5 miembros del GICL y a 4 empresas vinculadas a ese grupo que, sin embargo, siguen operando impunemente en el Reino Unido bajo la protección del MI6.
La tendencia yihadista se organiza precisamente durante la «guerra contra el terrorismo». La expresión «Al-Qaeda», utilizada para designar una gran base de datos que servía a Osama ben Laden para escoger a los mercenarios que necesitaba para determinadas misiones, se convierte poco a poco en el nombre de un grupúsculo cuyo tamaño disminuye a medida que va estructurándose.
El 6 de marzo de 2004, el nuevo jefe del GICL, Abdelhakim Belhaj, quien había luchado junto a Osama ben Laden en Afganistán [2] y en Irak, es arrestado en Malasia y trasladado a una prisión secreta de la CIA en Tailandia, donde se le aplica el llamado suero de la verdad y es torturado. Como resultado de un acuerdo entre Estados Unidos y Libia, Belhaj es repatriado a Libia, donde es nuevamente sometido a la tortura, pero por parte de agentes británicos, en la cárcel de Abu Salim.
El 26 de junio de 2005, los servicios secretos occidentales organizan en Londres un encuentro de opositores libios. Allí conforman la «Conferencia Nacional de la Oposición Libia» mediante la unión de 3 facciones islámicas: los Hermanos Musulmanes, la Hermandad de los Senussi y el GICL. El manifiesto adoptado establece 3 objetivos:
- derrocar a Muammar el Kadhafi;
- ejercer el poder durante un año (bajo el nombre de «Consejo Nacional de Transición»);
- reinstaurar la monarquía constitucional de 1951 y proclamar el Islam como religión del Estado.
En julio de 2005, Abu al-Laith al-Liby se fuga –de manera absolutamente increíble– de la prisión de alta seguridad de Bagram, en Afganistán, y se convierte en uno de los jefes de Al-Qaeda. Llama entonces a los yihadistas del GICL que aún no lo han hecho a unirse a Al-Qaeda en Irak. Los libios se hacen mayoritarios entre los kamikazes de Al-Qaeda en Irak [3]. En febrero de 2007, Al-Liby dirigió un espectacular ataque contra la base de Bagram en momentos en que el vicepresidente estadounidense Dick Cheney se disponía a visitarla. En noviembre de 2007, Ayman al-Zawahiri y Abu al-Laith al-Liby anuncian la fusión del GICL con Al-Qaeda.
Abu al-Laith al-Liby se convierte en segundo de Ayman al-Zawahiri y, por consiguiente, en el segundo al mando de Al-Qaeda ya que nada se sabe en ese momento de Osama ben Laden. Un avión sin piloto de la CIA mata a Al-Liby a fines de enero de 2008.
Durante el periodo 2008-2010, Saif al-Islam Kadhafi negocia una tregua entra la Yamahiria y el GICL. Esta organización publica un largo documento, Estudios correctivos, en el que admite haber cometido un error al llamar a la yihad contra los creyentes de su propia religión en un país musulmán. En tres oleadas sucesivas, la Yamahiria concede una amnistía a todos los miembros de Al-Qaeda y estos son liberados con una sola condición: que renuncien por escrito a la violencia. De un total de 1 800 yihadistas, sólo un poco más de un centenar rechazan el arreglo y prefieren permanecer en la cárcel.
Ya liberado, Abdelhakim Belhaj abandona Libia y se instala en Qatar.
A principios de 2011, el príncipe saudita Bandar ben Sultan emprende una serie de viajes con vistas a reactivar Al-Qaeda ampliando su reclutamiento, hasta entonces exclusivamente árabe, a los musulmanes del Asia central y del sudeste asiático. Varias oficinas de reclutamiento se abren entonces en Malasia [4]. Los mejores resultados se obtienen en Mazar-i-Sharif, donde más de 1 500 afganos se enrolan para emprender la yihad en Libia, en Siria y en Yemen [5]. En sólo unas semanas, Al-Qaeda, que ya por entonces no era más que un grupúsculo agonizante, logra alinear más de 10 000 hombres. El reclutamiento resulta excepcionalmente fácil en la medida en que los yihadistas son los mercenarios más baratos de todo el mercado.
El 17 de febrero de 2011, la «Conferencia Nacional de la Oposición Libia» organiza en Benghazi el «día de la cólera», que marca el comienzo de la guerra.
El 23 de febrero, el imam Abdelkarim Al-Hasadi proclama la creación de un emirato islámico en Derna, la ciudad más integrista de Libia, de la que provienen la mayoría de los yihadistas convertidos en kamikazes de Al-Qaeda en Irak. Al-Hasadi es un viejo miembro del GICL y fue torturado por los estadounidenses en Guantánamo [6]. El emir Al-Hasadi implanta el uso obligatorio de la burqa [El velo islámico para las mujeres Nota del Traductor.] y restablece los castigos corporales. El emir organiza además su propio ejército, cuyos primeros miembros serán varias decenas de yihadistas, y rápidamente reúne más de un millar de estos.
El general estadounidense Carter Ham, comandante del AfriCom, a cargo de la coordinación de la operación aliada en Libia, expresa su inquietud señalando que entre los rebeldes a los que se le ordena proteger hay yihadistas de Al-Qaeda que han matado soldados estadounidenses en Afganistán e Irak. La misión pasa entonces a manos de la OTAN.
En la región libia de Cirenaica, ya «liberada», los hombres de Al-Qaeda siembran el terror, cometiendo masacres y practicando la tortura. ¿Su especialidad? Degollar a los partidarios de Kadhafi y arrancarles un ojo, además de amputarles los senos a las mujeres que consideran impúdicas. El abogado de la Yamahiria, Marcel Ceccaldi, acusa a la OTAN de «complicidad con crímenes de guerra».
El 1º de mayo de 2011, Barack Obama anuncia que Osama ben Laden –de quien no se tenían noticias creíbles desde hacía más de 10 años– ha sido eliminado en Abbottabad, Pakistán, por el comando 6 de los Navy Seals. Este anuncio permite cerrar el expediente de Al-Qaeda y dar una nueva imagen a los yihadistas para convertirlos nuevamente en aliados de Estados Unidos, como en los viejos tiempos de las guerras de Afganistán, Bosnia Herzegovina, Chechenia y Kosovo [7]. Todos los miembros del comando 6 de los Navy Seals mueren el 6 de agosto al estrellarse su helicóptero.
Abdelhakim Belhaj regresa a su país [Libia] en un avión militar de Qatar al comienzo de la intervención de la OTAN. Asume el mando de los hombres de Al-Qaeda en las montañas del Djebel Nefussa. Según el hijo del general Abdel Fattah Yunes, es el propio Belhaj quien ordena, el 28 de julio de 2011, el asesinato de su viejo enemigo, ahora convertido en jefe militar del Consejo Nacional de Transición. A la caída de Trípoli, Abdelhakim Belhaj abre las puertas de la cárcel de Abu Salim y libera a los últimos yihadistas de Al-Qaeda que se encontraban allí. Belhaj es nombrado gobernador militar de Trípoli y exige que la CIA y el MI6 le presenten excusas por la forma en que lo trataron en el pasado [8]. El Consejo Nacional de Transición lo pone a cargo de la creación del ejército de la nueva Libia.

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[1] «David Shayler: “David Shayler: «Abandoné los servicios secretos británicos cuando el MI6 decidió financiar a los socios de Osama bin Laden»“» (En español, «David Shayler: “Me fui de los servicios secretos británicos cuando el MI6 decidió financiar a socios de Osama ben Laden»), Réseau Voltaire, 18 de noviembre de 2005.
[2] «Libya’s Powerful Islamist Leader», por Babak Dehghanpisheh, The Daily Beast, 2 de septiembre de 2011.
[3] «Ennemis de l’OTAN en Irak et en Afghanistan, alliés en Libye», (En español, “Enemigos de la OTAN en Irak y en Afganistán, aliados en Libia”) por Webster G. Tarpley, Réseau Voltaire, 21 de mayo de 2011.
[4] «La Contre-révolution au Proche-Orient», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 11 de mayo de 2011.
[5] «CIA recruits 1,500 from Mazar-e-Sharif to fight in Libya», por Azhar Masood, The Nation (Pakistán), 31 de agosto de 2011.
[6] «Noi ribelli, islamici e tolleranti», reportaje de Roberto Bongiorni, Il Sole 24 Ore, 22 de marzo de 2011.
[7] «Réflexions sur l’annonce officielle de la mort d’Oussama Ben Laden», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 4 de mayo de 2011.
[8] «Libyan commander demands apology over MI6 and CIA plot», por Martin Chulov, Nick Hopkins y Richard Norton-Taylor, The Guardian, 4 de septiembre de 2011.


 




«Abandoné los servicios secretos británicos cuando el MI6 (espionaje británico) decidió financiar a los socios de Osama bin Laden», declaró David Shayler durante la conferencia internacional Axis for Peace, organizada los días 17 y 18 de noviembre de 2005 en Bruselas por la Red Voltaire.





«Traté de dar la alerta, pero fui yo quien fue a prisión.» Agente de los servicios de contraespionaje de Su Majestad la reina de Inglaterra (MI5), David Shayler reveló a fines de los años 90 la financiación por el MI6 de una célula terrorista en Libia con el proyecto de asesinar a su dirigente Muammar Khadafi. 
El proyecto fracasó cuando otro vehículo que no era el de Khadafi explotó, causando la muerte a otras personas. Más tarde Shayler fue encarcelado en Francia, a solicitud de las autoridades británicas, al no poder ser extraditado legalmente, por haber violado el Official Secrets Act.
El libro en el que cuenta su historia está prohibido en el territorio británico. Shayler hizo una muy notable intervención durante la conferencia Axis for Peace, explicando que la mayoría de los actos de terrorismo que se atribuyen a Al-Qaeda en realidad son organizados por los servicios secretos anglosajones, sobre todo británicos, con el objetivo de hacer avanzar los intereses de sus países.
Además explicó la importante presencia de los grupúsculos fundamentalistas musulmanes en el Reino Unido debido a que precisamente ese hecho ha permitido a los servicios secretos infiltrarlos y manipularlos.
«Ese terrorismo está coordinado por el MI6 y la CIA», afirmó.










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